Mi corazoncito se salió de mí…
y ahora camina, juega, explora el mundo con su propia luz.
Pero cuando vuelve a mis brazos, cuando la tengo cerquita,
todo vuelve a su lugar.
Porque ahí es donde entiendo que cuidar a un niño no es solo protegerlo:
es honrar la vida misma.
Cuidar a un niño es cuidar lo más puro que existe.
Es entender que ese pequeño corazón que late afuera de nosotros
merece todo el amor, toda la paciencia, toda la protección.
Porque los niños no solo nos pertenecen:
nos completan.
Nos enseñan a amar sin medida.
Y a recordar que un corazón con pies…
es lo más valioso que uno puede tener caminando por este mundo.
Mi corazoncito se salió de mi cuerpo,
y ahora tiene pies, carita, brazitos, manitos, piernitas.
Es mi corazón que anda por ahí… por fuera de mí.
Y eres tú mi bebé
Eres mi vida entera.
Cuando te abrazo somos una sola y cuando estamos muy, muy cerquita, siento que estoy completa.
una parte de mi quedo dentro de ti y me siento completa cuando te abrazo, te amo, mi bebé.
Eres lo más lindo que hay.
Mi bebé tiene una sonrisa, una ternura, unos gestos. No habla, pero dice mucho. Dice todo con ternura, con su mirada, con sus manitos y ojitos.
Con su llanto, con su rebeldía.
Con sus gritos para pedir algo.
Se expresa con el amor más grande que hay en el mundo, la ternura y la inocencia.
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